jueves, 25 de julio de 2013

Personaje Patán V: Francesc Homs o lo que es lo mismo Quico Gauleiter Homs

Sorprende la fascinación que siente el portavoz del gobierno de Mas, Francesc Homs, también llamado Quico, pero no el Progre (aunque no menos sandio que el actor que encarnó al famoso personaje de viñeta cómica), por la fraseología del III Reich de los Mil Años.

Primero acude a la metáfora de la solución final con relación al delirante proceso soberanista emprendido por Mas, conductor (conducatore, término acuñado en su día por Ceaucescu) del pueblo catalán en su travesía del desierto hacia la Tierra Prometida de la independencia. Solución final: nos imaginamos a Homs participando con voz y voto en la conferencia de Wansee, donde la jerarquía hitleriana decidió el exterminio, con abracadabrantes métodos industriales, de todos los judíos europeos. Días después, recula y enmascara los planes iniciales del gobierno Mas para promover la clasificación de asociaciones y personas entre buenos y malos catalanes, en función de su obediencia a las consignas del nacionalismo obligatorio, advirtiendo que no elaborarán una lista de Schindler a trasladar a sus archivos, acaso inspirados en los de la GESTAPO.

Sin duda Homs transita esa línea histórica del nacionalismo aborigen que bebe sus fuentes en la facción fascistoide de Estat Català, financiada en tiempos por Mussolini. Y que el catalanista proto-nazi Peius Gener es uno de sus pensadores de cabecera. He aquí una perla seleccionada del interfecto:

En España, en suma, la población puede dividirse en dos razas. La aria (celta, grecolatina, goda), o sea del Ebro al Pirineo; y la que ocupa del Ebro al Estrecho, que, en su mayor parte, no es aria sino semita, presemita y aun mongólico-gitana.


Quedamos a la espera de nuevas gansadas del gauleiter Quico Homs metido de hoz y coz en un bucle temporal al copo de vagones de tren para ganado, guetos, altas chimeneas, negras y pestilentes humaredas, y batallones en compacta formación con sus gallardetes y cascos de acero. Aunque él es más de atriles, micrófonos e insignias en la solapa de la chaqueta, como el ministro de propaganda Goebbels, que de guerreras y botas de caña alta.

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