El señor
Bilbeny lleva el más desatado patanismo aborigen a los eruditos salones de la Academia de Historia. Ése
es su principal mérito: el desparpajo y el descacharre con que urde sus aventuradas
conjeturas. Sobre su intuitiva cabeza desciende el divinal aflato de la musa
Clío en forma de ojiva, de luminaria, y nos regala con sensacionales relatos
fundamentados en pruebas endebles, pero imaginativas.
No en vano la Diputación de Gerona ha
dotado el cenáculo donde el interfecto cultiva la más sublime sabiduría, el
llamado Institut de Nova Història,
con generosas subvenciones para dar gran aparato y marchamo oficial a un
seminario celebrado en Crespià (a tiro de piedra de Bañolas), donde maravilló
al auditorio, en su mayoría ganado para la causa y fácilmente impresionable,
con la irrebatible formulación de la catalanidad sin mácula de Cristóbal Colón,
Cristòfor Colom, que no partió rumbó
a las Indias desde el cabo de Palos, como hasta la fecha nos hacían creer los
malvados españoles, sino desde Pals… tras despedirse de los suyos con un cremat en la playa y entonando unas melancólicas habaneras.
Magnífica afirmación a la que siguió otra, alusiva ésta, a la catalanidad de socarrel de don Miquel Servent, autor
de El Quijote, es decir, El Quixot.
El señor
Bilbeny, contrariamente a las críticas que ha recibido de los envidiosos, no
está chifleta en sentido estricto, no es un outsider
de la Historia
nativa, un verso suelto, quiá… es el epígono, el heredero que empuña con auctoritas el renovado cetro de la tradición
historiográfica particularista conectada al tardío romanticismo. A las
abracadabrantes mistificaciones de la Renaixença,
que, no lo olvidemos, componen el relato dominante, aquí y ahora, de la Historia localista entre
nuestros convecinos abducidos por el catalanismo, se suman sus melonadas
mastodónticas para ahondar un poco más en esa misma línea, en esas
tergiversaciones delirantes. ¿Por qué los gurús de la tribu no iban a darle
cancha a Bilbeny… si al frente de los fastos del tricentenario del 11-S,
nuestras providentes autoridades han confeccionado un estremecedor ciclo de
conferencias de gran calado, Espanya
contra Catalunya, dirigido por un erudito de fama mundial, don Jaume
Sobraqués, contertulio de La Portería, espacio
futbolístico de BTV, y ex dirigente del PSC?
Agradecidos
PSF por el colosal patanismo del señor Bilbeny, le proponemos nuevas líneas de
investigación que, para su voraz apetito, son auténticas peritas en dulce.
Entre ellas la catalanidad de cuna de Bonapart
(Bonaparte) que no era corso, sino natural del municipio de Corçà. Y no
queriendo rectificarle, sino apuntalar modestamente sus conclusiones,
advertirle que el verdadero apellido de Servent
(Cervantes) era Sirvent, fundador
de un conocido emporio de la horchata de chufa, tan refrescante y lisonjera al
paladar en estas fechas estivales.
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Jordi Bilbeny, historiador que asegura que Colón era catalán, Cervantes valenciano y que El Quijote y El Lazarillo de Tormes se escribieron originalmente en catalán; en un libro El dedo de Colón, presentado el 20 de abril de 2010 en Barcelona.
‘El seseo que se da como un rasgo lingüístico en todos los países americanos de habla española sólo puede provenir del hecho de que los primeros pobladores fueran catalanes y hablasen en catalán’.
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