Los patanes
forman legión y por eso en este capítulo, pues se nos acumula el trabajo, los
reunimos en una pareja de muchos quilates: sor
Lucía Caram y la monja Forcades, dos ilustres y mediáticas patanas, ahí es
nada, casadas con Dios. Ambas obedecen al perfil de la monja alférez, Catalina
de Erauso, aunque en su caso mejor que Catalina, habría que decir Catalana en ese sentido metonímico y
abusivo, la parte por el todo, promovido por el régimen nativo donde catalán/a es sinónimo de nacionalista. Catalina de Erauso,
donostiarra de cuna, evangelizó a los indígenas americanos dándoles para el
pelo a espadazo limpio. Los araucanos se las tuvieron tiesas con esa monja de
armas tomar. Con parecido ardor guerrero, sor Lucía Caram hace el camino
inverso y devuelve la visita. Desembarca en Cataluña procedente de Argentina,
se establece en Manresa y su misión apostólica consiste en evangelizar para la
causa de la redención nacional a los catalanes pecadores, desafectos a los desvaríos
separatistas de Artur Mas y sus secuaces.
Caram, que
maneja el micrófono con más soltura que el rosario, es amiga de Helena Rakosnik,
la primera dama, y dice en una entrevista que confía plenamente en su marido,
el de Helena, y que pondría la mano en el fuego por él, recuperando la figura
medieval de la ordalía divina. Sor Lucía tienen una mano ignífuga, caram-ba, pues no se quema nunca. A ella,
que fustiga a diario a la gran banca, a los políticos corruptos, la evasión de
divisas del papuchi de Mas a
Liechstenstein le suena a treta diabólica maquinada por el maligno desde esa
razón social del infierno que es la corte y villa de Madrid.
Sor Lucía
es la Sister Act dinámica de nuestra dupla monjil. Más adusta y contenida,
con arreglo al carácter aborigen, es la benedictina Forcades que se proclama
bolivariana, enemiga acérrima de las empresas farmacéuticas (ella cura los
catarros con rezos y devociones), de las campañas de vacunación, como los
talibanes, y del mismo modo que aboga por el
derecho a decidir, hace suyo el lema coreado por las abortistas: nosotras parimos, nosotras decidimos. De
sor Lucía y el sexo nada sabemos,
afortunadamente. No queda muy claro cómo se las apañan para conjugan la
supuesta universalidad de la religión católica con su cerril defensa del
ultranacionalismo trabucaire, salvo que
sueñen ambas, en una suerte de éxtasis piadoso, con erigir una iglesia
localista como la anglicana, desgajada de la obediencia a Roma. Una iglesia urbi, pero sin orbe.
Caram y
Forcades, ex aeqvo, son, no cabe
duda, dos mujeres con toca al mismo tiempo que dos monjas tocadas, pero no por la mano de la divina providencia.
Si éstas son sus mujeres, más le valdría a Dios buscarse abogado celestial e
iniciar los trámites de un divorcio exprés. Ya vamos entendiendo por qué en
Cataluña la asistencia a misa de la feligresía ha caído en barrena en los
últimos años.
Recomendamos a ambas que se miren el
video de la versión italiana de La Voz
y se deleiten con las actuaciones de sor Cristina Scoccia, que a sus 25 añitos
difunde sensaciones positivas para mayor gloria del Altísimo y nos regala una
interpretación sensacional de la canción de Cindy Lauper titulada Girls just wanna have fun… a ver si se
les pega algo de esa monjita graciosa y dejan de darnos la brasa con su
doctrina de baratillo, enconada y sectaria que lleva al odio y al
enfrentamiento entre las personas.
Si Caram y Forcadés son Benedictinas y "contemplativas" con su verborragia y gusto por opinar y aparecer en el mundo no les puede quedar mucho tiempo para cumplir con su misión principal. En el mundo Benedictino catalán se da mucho el fenómeno de acercarse al poder local, a la autodeterminación y a tomar partido por la autodeterminación. Pasa lo mismo con los varones como el Abad de montserrat y su súbdito Hilari Raguer.
ResponderEliminarQuién le ha pedido a esta monja de origen argentino que cuestione la unidad de España y que sin tapujos apueste por la desmembración de España y por su apoyo expreso a Artur Mas de quién dice que es honesto, negando en cambio esa honestidad a los demás políticos españoles como Montoro o Rajoy. Señora Caram Mas utiliza el dinero de todos los españoles en subvencionar la ruptura lo que no es lícito. Dad al Cesar lo que es del César...