sábado, 25 de octubre de 2014

Personaje patán Gerard Piqué: waka-patán

El defensa del Barça, Gerard Piqué, se ha revelado, por sobrados méritos, como waka-patán laureado de la presente temporada de otoño-invierno. Acudió el 11-S a la famosa uve organizada por ANC y Ódium Cultural, porque, según sus palaras, es catalán. En su docta opinión, quien no asistiera al evento de escenografía norcoreana, uno de esos mosaicos gigantescos que hace las delicias del tiranuelo zampabollos de Kim Jong Un, no lo es. Waka-patán-Piqué repitió la cifra facilitada por la Guardia Urbana, a cuyos agentes vacila a causa de las multas de tráfico que imponen a su hermanito: casi dos millones de personas, incluido Milan, su retoño, al que llevó a caballito entre la multitud. Cifra que arroja una densidad nada desdeñable de 10 personas por metro cuadrado, a tenor de la superficie ocupada por los manifestantes.

Sacar a la calle a medio millón de personas para una población de siete millones y medio es algo colosal, pues no hay causa que a día de hoy reúna a tanta gente, lo que da una idea aproximada de la enorme capacidad de abducción de masas y de movilización del separatismo. Que los patanes forman compactas y adocenadas legiones milimétricamente encuadradas, es algo sabido. Pero waka-patán Piqué habría de realizar una prueba empírica con sus compañeros de vestuario: le bastaría pintar con una tiza un metro cuadrado en el suelo y meter a 10 de ellos dentro del perímetro acotado. De ese modo comprobaría si la cifra que da la Guardia Urbana, y que él repite como un loro, se ajusta a la realidad. Suponemos que Piqué sabe contar hasta 10, pues un futbolista aprueba la sencilla aritmética del balompié si sabe hacerlo hasta 11. Y Piqué no habría de tener dificultades para superar el examen, pues waka-rumores muy extendidos insinúan que, cliente asiduo de casinos, es un gran aficionado al póquer, muy capaz de contar los triunfos de las cartas y de ese modo ganar la mano y la timba.  

Para Piqué, átame esa mosca por el rabo, tener a Mas como dirigente es un lujo. Estamos de acuerdo si por lujo entiende cosa sobrante y superflua, pero no creemos que sea el caso. Mientras Piqué engendra a su prole, diciéndole al oído lindas cositas a su bella esposa, acaso en la maldita lengua del opresor, nos enteramos de que el club de sus amores maniobra para jugar la liga francesa si Cataluña proclama la independencia. Se daría el caso paradójico, si fuera el Barça invitado por las autoridades deportivas del país vecino, cosa que estaría por ver, que waka-patán Piqué ocupara plaza de extranjero no comunitario, él y cualquier otro futbolista de la plantilla que tuviera nacionalidad catalana, al quedar el nuevo Estado, y sus nacionales, fuera de los tratados de la Unión Europea. Piqué asistiría a la curiosa escena de ver a su Barça alinear contra el Girondins de Burdeos (o contra el Betis, si permaneciera en la liga española) a 9 jugadores franceses, irlandeses o españoles, y sólo a dos extranjeros, o no comunitarios, que es lo que permite la normativa UEFA. Por ejemplo a Neymar, brasileño, y a Luis Suárez, uruguayo, y él, mira tú qué cosa, chupando banquillo en el mismísimo Camp Nou, precisamente por su novísima condición de jugador foráneo. Sabría entonces lo que es sentirse extranjero en su propia casa.


Última hora: waka-patán Piqué no ha renunciado a jugar con la selección española. El pobre anda un pelín despistado. No es de extrañar habida cuenta de los turbadores caderazos que le dedica su despampanante señora en la intimidad.

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